Un buen fin de semana puede pasar del blanco al negro en un instante. Tranquilos que no me voy a poner catastrofista. Encendí el móvil y vi varias llamadas perdidas del trabajo y comenzo la movida.
¿Quién invento ese dichoso aparato? Todo el mundo se ha acostumbrado a que la gente este localizable las 24 horas del día y luego se mosquean cuando alguien que sabe desconectar del móvil lo tiene apagado, además que yo tenía fiesta ese día! Lo que me faltaba ya, tener que estar disponible aún estando de fiesta. A mí no me paga nadie por disponibilidad total ni por estar de guardía!
Borrón y cuenta nueva....
Me quedo con el pedazo fin de semana que nos han hecho pasar y hemos pasado. Los juegos populares en mi casa, volver a meterme en un saco, jugar al twister, llevar un huevo codido con una cuchara en la boca, atarnos un globo con una cuerda en el pie y explotarlo, beber hasta hartar, cenar en el jardín, desayunar a la 13:00 en el jardín de casa, salir a la calle con globos, música en casa, fiesta en la bajera, hacer el gamba con una orquesta de pueblo y además en primera fila, bailar con a saber quien, que el alcalde me mande a apartarme en el paquito chocolatero por miedo a atropellarme y un largo etc.
Dormir, salir de la habitación y ver que de todas las puertas sale alguien, que la casa está llena de gente y además gente que está contenta, aún teniendo una gran resaca. Y luego al irse ver que parece que no ha pasado nada, que todo queda recogido, que todos colaboran porque sale de ellos. Ahora, se me ve queda la casa grande.
A descansar, mi deber de hoy es dormir la siesta...